La reciente entrevista entre Marco Aurelio Denegri y César Hildebrandt, fue un fluir de críticas inteligentes a la industria televisiva, reflejos del nivel cultural de los peruanos envueltos en un círculo vicioso embrutecedor: sin dudas, es innegable (aunque nos bombardeen de mensajes contrarios) la muy baja calidad de nuestra televisión, programas como Combate, Esto es Guerra, Amor Amor Amor, nos idiotizan y nos idiotizan sin cesar y por desgracia tiene un inmenso público.

Ciertas empresas son como los candidatos, que nos ofrecen el oro y el moro en las tandas publicitarias, sin embargo, auspician programas basuras con venenosos mensajes, la involución sin freno: sin instituciones sin ataduras que velen por nuestros intereses esta degradación seguirá siendo "normal".

El efecto que suscita esta entrevista es permitir demostrar que hay un colectivo deseoso de mejores contenidos y no quiere los usuales contenidos lesivos, del darnos cuenta del poder de elección de nosotros los televidentes que no creen a pie juntillas la contradicción del publicitar un producto con bellos mensajes en un programa basura.

El ser conscientes del poder del usuario es el ser conscientes del poder del votante en las urnas, si se cree en un candidato con evidencias de corrupto, de mentiroso, de mafioso, ese error lo cometemos cada 5 años: pero existe un engaño diario, cotidiano, de aquellas empresas que nos hipnotizan a votar por ellas (a consumir sus productos) sin resistencia hacen de las suyas, sin cierto criterio de los usuarios.

Esta entrevista tiene una repercusión sin igual, aún podemos tener esperanzas de mejorar: esperemos que Borges, Cioran, Ray Bradbury, Casares, sean más importantes que Nicola Porcella, Zumba, Susy Díaz, por el bien de todos.